
Aunque sus auténticos orígenes son desconocidos, este flautista y viajero es una figura sagrada para muchos nativos. Su figura jorobada ha sido encontrada en pinturas y grabados en muros de roca.
Hay muchos mitos, uno de ellos es que viajaba de aldea en aldea trayendo el cambio de invierno a primavera, derritiendo las nieves y trayendo la lluvia para propiciar las cosechas, se dice también que la joroba de su espalda representaba los sacos de semillas.
También se cuenta que era la fuente de la concepción humana. La leyenda dice que todo el mundo bailaría y cantaría durante toda la noche cuando escucharan la flauta.
A la mañana siguiente incluso las doncellas estarían embarazadas.
También hay versiones más antiguas o locales, narradas así por nativos locales, que dicen que Kokopelli era femenina, una Diosa.